jueves, 2 de agosto de 2007

PUNZANTE PLACER



Así te describo, como un punzante placer.

Así eres para mí, delicado y agudo.

Como la inofensiva abeja que es capaz de fabricar en su panal la más dulce ambrosía,
pero a la vez puede dejar sin aliento al clavar su aguijón.

Eres la fragancia con la que perfumo mis días de abril,
el lápiz con el que trazo suavemente palabras de amor hasta plagar mi existencia,
pero también aquel con el que me lastimo al tomarlo por su filosa punta.

Como el espejo donde es posible observarme como soy,
mas puedo al mismo tiempo desaparecer si yace roto en el suelo.

Eres el autor de mis mañanas llenas de regocijo,
el progenitor de mis sueños compartidos,
tanto como el caño de donde brotan mis lágrimas,
el insomnio que me condena a noches en vela.

Ponzoñoso, abrumador, adictivo...
En eso te conviertes,
aunque cómo resultas deleitoso y necesario a mi ser,
mi punzante placer.