sábado, 29 de diciembre de 2007

INVENTARIO

La cama yace intacta, perfecta
como si nadie hubiese dormido sobre sus sábanas.

La ropa guinda ordenada en el clóset
como pocas veces
dejando desnudo el perchero aquel
y vacía la poltrona de rosado pastel.

Nada sobra ni falta.
Nada estorba.

Todo reposa en silencio.
Todo aguarda en su exacto lugar.

Así como los sentimientos que asaltaron mi alma cada mes
y hoy descansan en las letras y palabras aquí escritas
en cada hilo de voz articulado y aún viajante por el viento
en cada acto que marcó el rumbo de una determinación.

Nada me resta ni debo.
Nada llevo conmigo como una omisión.

Por primera vez no hay arrepentimientos o traición
a mi querer, a tu amor
a mis deseos, a tus ganas
a los juegos del azar y sus sorpresas.

Todo aguarda en su exacto lugar:
mis besos imaginados en tu boca
mis caricias palpitantes en tu cuerpo
nuestros encuentros en los recuerdos
tu presencia en mi vida.

El mañana en una caja de pandora...

miércoles, 19 de diciembre de 2007

DE QUÉ VA!


Tardía llegada.
Temprana despedida.
Inútil ensueño de una historia
con progatonistas que no terminan de compaginar.

Palabras mudas al entendimiento
y sordas para el corazón
cuando se amarran los sentimientos
con el yugo del dolor.

Lágrimas etéreas a la mirada del consuelo
e insípidas al gusto del perdón
cuando la obstinación nubla
lo que grita el amor.

De qué va!
seguir así.

De qué vale querer
si al parecer no es éste el momento.

De qué vale una espera
si la vida se empeña en planificarnos desencuentros...

miércoles, 12 de diciembre de 2007

IL MIO


Ser las ganas de tus ganas.
Esas que te hacen erizar la piel
Cometer de vez en cuando una locura
Retraerte de la historia que la vida te procura
Embestir nuevos caminos cual corcel.
Tácita travesura.
Oculto pensamiento escrito sobre papel.

lunes, 10 de diciembre de 2007

DIAGNOSIS


Aceleras mis pulsaciones con tan sólo pensarte
y me debilitas las fuerzas al mínimo síntoma de cercanía.
¿Cómo llamarte, patología?
si ni siquiera sé si fue que me contagiaste.

Basta la humedad de uno de tus besos para que hierva mi sangre
y el aroma de ese perfume para que no huela más que tu piel.
Si ya decidiste hacer de mí tu huésped fiel
incuba también un placebo para cuando tu ausencia me embargue.

Casi no cuento con glóbulos blancos para defenderme
han claudicado uno a uno al ataque inefable de tu tentación.
Vamos, dime, ¿cómo diagnosticarte: amor o pasión?
para ver si así consigo al menos sobrellevarme...