viernes, 29 de junio de 2007

BOHEMIO







Caminante sin rumbo,
andarín dueño de todos los pasajes,
y a la vez desconocedor de la más transitada ruta.
Deambulas por las calles llevando a cuestas sólo tu boina,
tus lentes, tu bolso terciado alrededor del pecho;
pero más que nada tus ideas, ésas que te acompañan desde siempre.
Tu juicio no admite pensamiento que se le escape,
y tu verbo no perdona palabra alguna que pueda hacerte conocer más a aquellos que llamas especie humana.
El azar es tu más fiel camarada;
la estocástica tu ciencia más exacta.
Hay quienes te bautizan de diferente,
pero respondes que, por el contrario, eres "otra cosa".
Nadie sabe qué piensas realmente,
porque aún hablando te mantienes callado,
y otras veces dices solamente lo que deseas hacer escuchar.
Amar te hace daño, por eso eliges no atarte a nadie.
A veces prefieres vivir de tus memorias,
coexistir en silencio con tus propios demonios de dolor y de historias que no fueron,
antes que gastar tu tiempo en conversaciones que crees fallidas.
La utopía es lo único que podrá conquistar tu corazón,
y con esa certeza has transitado tu vida entera,
mientras doncellas aparecen y desaparecen en sus intentos por ser ella y conservarte.
Algunas esperan tu regreso con esperanza,
yo espero algún día volverte a mirar, siquiera de lejos.

viernes, 22 de junio de 2007

DE ESPALDAS A NERUDA

Me impacienta cuando callas, porque te sé ausente,
ajeno al sonido de mi voz, de espaldas a su eco,
y mis palabras desfallecen lentamente en su afán de conseguirte.
Tiemblo cuando enmudeces, al ver la inmensidad de tus ojos llena de un gran vacío,
y sentir los pliegues de tus labios resecos al besar.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me asusta cuando callas, porque prefieres estar distante.
Y estás como quejándote...estás como huyendo...mariposa en arrullo.
No me oyes desde lejos; mi voz no te alcanza.
No logro más que callarme con el silencio tuyo,
tratar de hablarte también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo.
Pero tampoco me escuchas.
A pesar de que te muestras como el día, radiente y abrumador,
eres como la noche, callado y constelado.
Tu silencio es como una estrella, lejano, impredecible,
pero que se hace notar cuando ha llegado.
Te desconozco cuando callas, porque estás ensimismado,
entregado a tus propios pensamientos,
alejándote del mundo que te rodea.
Distante y doloroso, como si hubieras muerto.