viernes, 22 de junio de 2007

DE ESPALDAS A NERUDA

Me impacienta cuando callas, porque te sé ausente,
ajeno al sonido de mi voz, de espaldas a su eco,
y mis palabras desfallecen lentamente en su afán de conseguirte.
Tiemblo cuando enmudeces, al ver la inmensidad de tus ojos llena de un gran vacío,
y sentir los pliegues de tus labios resecos al besar.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me asusta cuando callas, porque prefieres estar distante.
Y estás como quejándote...estás como huyendo...mariposa en arrullo.
No me oyes desde lejos; mi voz no te alcanza.
No logro más que callarme con el silencio tuyo,
tratar de hablarte también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo.
Pero tampoco me escuchas.
A pesar de que te muestras como el día, radiente y abrumador,
eres como la noche, callado y constelado.
Tu silencio es como una estrella, lejano, impredecible,
pero que se hace notar cuando ha llegado.
Te desconozco cuando callas, porque estás ensimismado,
entregado a tus propios pensamientos,
alejándote del mundo que te rodea.
Distante y doloroso, como si hubieras muerto.

1 comentario:

Cesar Vo dijo...

¿Y eres feliz, feliz de que no sea cierto?

¿O estas triste, triste porque sabes que no es mentira?

Un Beso,
CV