sábado, 25 de noviembre de 2006

CONFESIONES DETRÁS DE UN VELO

"Mi error siempre ha sido callar, por eso ahora decidí escribir"
Lunes, ocho de la mañana. El gran momento parece haber llegado. Plantilla, descripción, fotos, posts de la semana, todo aguarda listo para su publicación. Sin embargo, Ella continúa frente a la computadora, con una actitud que refleja lo que debe ser la sinapsis de sus neuronas tratando de dar en ese momento con lo que están seguras se les ha escapado: ceño fruncido, miradas de un lado a otro, golpeo de los dedos contra el tablero del teclado.
—¡Cierto! —piensa de pronto— me falta lo más importante, la presentación. ¿Cómo olvidarlo? Pero, ¿cómo hacerla? No quiero caer en un texto aburrido que no enganche a los lectores; menos en el más barato convencionalismo de decir: “bienvenidos, este blog trata sobre...blá, blá, blá”.
Por un momento, Ella quisiera ser periodista, para así poder tener la capacidad de realizarse una entrevista a sí misma; una donde haya una pregunta y una repregunta, una donde el que lee logre tener una visión lo más completa posible del personaje y su labor.
—Pero no lo eres —dice entre risas—, o al menos no para hacer las veces del entrevistador y el entrevistado. Suficiente has tenido con dejar salir a esa mujer que durante tanto tiempo estuvo escondida dentro de ti, callando y aceptando todo para sentirse un poco querida.
De pronto, una voz femenina interrumpe el monólogo que Ella empezaba a sostener consigo misma, y una serie de preguntas comienzan a proferirse hacia su rostro, como si la desconocida dama hubiese escuchado no sólo sus palabras, sino también sus pensamientos, y hubiese decidido complacerla sin pedir nada a cambio.
—A ver Ella —dice la recién aparecida mujer— ¿qué es lo que quieres expresar?, ¿el porqué creaste este blog? Pues, termina de decirlo, mira que ahora somos dos, yo pregunto y tú solamente respondes. ¿No es eso lo que querías?
Ella se queda sorprendida; sin embargo, no puede evitar sentir una atracción hacia la situación, y decide seguirle el juego a la desconocida, mucho más cuando últimamente era común el que se dejara llevar por el deseo de experimentar lo desconocido y dar rienda suelta a lo que su cuerpo le pidiera.
—Pues, lo creé porque ya no lo pude evitar. El encontrarme con escritos en distintos cuadernos, y el leerlos, me hizo pensar que era hora de asentarlos todos en un mismo soporte, como muestras de una etapa que sin duda marcó mi vida, pero que también fijó el inicio de mi evolución como mujer.
—¿Muestras de una etapa que marcó tu vida?
—Sí, de hecho por eso lo denomino Confesiones detrás de un velo, porque lo que aquí está recopilado es el producto de mis experiencias personales, claro aunque escondidas tras un seudónimo; la consecuencia de varios días y noches de reflexión interna, de preguntas acerca de una relación que nunca llegó a ser tal, de dolores que nunca fueron expresados abiertamente, sino que sólo fueron plasmados en un papel, y de inquietudes que luego de lo que he vivido siguen apareciendo en mi mente.
—¿Y por qué esconderte tras un seudónimo?
—Mi error siempre ha sido callar. De alguna manera callar me ha servido para esconderme y protegerme, no mostrarme cuán frágil puedo llegar a ser. Si bien ahora decidí escribir, digamos que no termino de superar esa inclinación, y por eso la utilización del seudónimo. Sin embargo creo que quien lea este blog me podrá conocer mejor que cualquiera que lo haya hecho viendo primero mi cara, así que el seudónimo tampoco es una limitante.
—¿Algo de misterio?
—Sí, aunque también el anonimato es consecuencia de que creo que lo que escribo podría en algún momento identificarse con lo que sienten o han sentido otras mujeres. Entonces, de ser así, ¿para qué escribir nombres de terceros?, una mujer siempre será una mujer, blanca, negra, alta, baja, al igual que un hombre.
—Y de los lectores, ¿qué esperas?
En ese instante Ella hace un alto en la conversación. Sus dedos dejan de teclear en la computadora, y de nuevo vuelven a golpear el tablero. Todo queda en silencio como al principio, salvo la mente de la naciente bloguera, quien se pregunta:
—¿Será éste un buen escrito para empezar? Que lo digan los comentarios...

3 comentarios:

Óscar dijo...

A mí me parece una voz sincera, clara y fuerte, aunque salga detrás de un velo. Y sí, pero no. Una mujer siempre será una mujer, pero cada mujer es distinta: única e irrepetible, como cada uno de nosotros.

Espero mucho erotismo, que se ve contenido detrás de ese velo, la transparencia de tus pechos, de tu cintura, de tus caderas, de tus pies, ¡ay, cuánto prometes!

Óscar

Ricardo dijo...

que honesto comienzo...

Anónimo dijo...

Preferir{ia seguir leyendo antes de comentar sobre algo q todavia no conozco...

Leandro.
Bs As, Argentina